Y por qué Amarillo?
Pues podríamos decir que esta etapa del viaje, era enterita "culpa" de Javier.
La verdad es que, cuando empezamos a planear la ruta, a mí, pasar por Amarillo, me daba bastante igual... bueno digamos que, realmente, yo lo que quería era empezar la ruta un poco antes, en Sanmrock
Allí está en pie una de las gasolineras más espectaculares de la Ruta 66 pero, como al final ha sido una de las espinitas clavadas en el corazón... queda apuntada para la lista de cosas que tuvieron que dejarse para otra ocasión...
Al empezar desde Denver, ir a Sanmrock suponía retroceder, en millas y en tiempo, en sentido opuesto al que nos dirijíamos.
La llegada a Amarillo fué el momento, creo, más tenso del viaje. Llegamos de noche, agotados de las 10 horas de coche, sobre todo Javier, que fué el que estuvo conduciendo durante todo ese tiempo. Amarillo es enorme, dimos unas cuantas vueltas un poco desorientados, aunque así pudimos ver el tramo de 66 Boulevard y rodar por la mítica 66 por primera vez, pero nos costó "un poco" encontrar el camino hacia el Big Texan.
La visita a este lugar, era el primer motivo para ir a Amarillo. Situada hace años en plena Ruta 66, fue emplazada en su actual ubicación cuando se construyó la I40 y la antigua 66 cayó en deshuso. El mítico poste del texano gigante también fué trasladado en helicóptero hasta el nuevo lugar.
Su mayor atracción, por la que se hizo famoso, son sus gigantes filetes de 72 onzas, más de 2kg. de carne. El reto es comérselo, junto con toda la guarnición, y os juro que no era poca, en menos de una hora. Y hay quien lo consigue! De hecho, tienen una tabla de ránkings con los tiempos conseguidos. Si lo logras, la comida te sale gratis.
Llegamos casi a punto de quedarnos sin cenar. No tuvimos en cuenta el cambio horario, en Texas era una hora más y, pensando que eran casi las 9 de la noche... realmente eran las 10. Nos fué por 10 minutos que no nos dejaran entrar. Lo bueno es que pudimos verlo prácticamente vacío, así que pude hacer unas cuantas fotos.
Pedimos la cena. Todo tenía una pinta estupenda, pero estábamos tan agotados, que casi no teníamos ganas de cenar, pero encantados de estar allí. Por supuesto, nos quedamos a dormir en su motel, con su piscina en forma del estado de Texas.
Decoración totalmente del Fart West. Hasta la bañera tenía la bandera de Texas como cortina!!
Ya por la mañana, pudimos hacer más fotos con la luz del día. Desayunamos en el big Texan y, entonces sí pudimos ver cómo, a las 8 de la mañana, subía el sherif de Amarillo a la mesa del chuletón, a zampárselo como si nada.
Adiós al Big Texan, tomábamos rumbo hacia... el Cadillac Ranch!!
25 de julio de 2010
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