En este punto del viaje, al salir del Auto Museum de Santa Rosa, tuvimos que tomar otra de las "decisiones dolorosas" del viaje: Por el problema que tuvimos con la Harley en Denver y, estar haciendo este tramo en coche (cosa que al final no nos vino del todo mal, porque hubo tramos con nieve y lluvia que en la moto hubieran sido un problema), era más urgente llegar a Las Vegas cuanto antes, para poder coger allí la Harley que habíamos alquilado con Eagle Rider y hacer desde allí el tramo más auténtico de la 66. Así que, en este punto, tuvimos que decidir seguir recto por la I40 y dejar atrás el desvío que nos habría llevado a Santa Fe.
En realidad, cualquiera de los dos tramos forma parte de la Ruta original, se podía seguir por ambos, pero nos íbamos a perder las típicas construcciones de adobe de los Indios Pueblo, arquitectura que no se encuentra en ninguna otra zona de la Ruta. Otro motivo más para volver.
También se puede subir a Santa Fe desde un cruce de caminos un poco más adelante de la I40, el Clines Corners. Había sido un lugar emblemático también en la época dorada de la Mother Road. Pero, lamentablemente, lo que queda del antiguo edificio es nada. Ahora, una enorme estación de servicio de cualquier autopista.
Una pena, viendo lo bonito que era el edificio en las postales antiguas.
Y así, es como lo vimos nosotros al pasar por allí:
Ya anocheciendo, llegábamos por fin a Albuquerque. La ciudad da para estar todo un día entero paseando por su Central Avenue, llenita de Moteles vintage, tiendas que conservan el aspecto de la época y edificios que son claros ejemplos de la arquitectura Pueblo.
Pero, ya se estaba haciendo tarde y teníamos un claro objetivo: El 66 diner, en el 1405 de Central Avenue, sede central de la New Mexico Route 66 Association y también, un precioso diner con un edificio estilo 40's, de estructura maravillosa.
Qué deciros de la experiencia de cenar allí! Las hamburguesas gigantes estaban realmente buenas y yo, lo rematé con un enorme batido de fresa (que no pude acabar). Estaba emocionadísima. Me dió un poco de corte ponerme a hacer fotos como una loca ya que había bastante gente cenando, pero no me podía ir de allí sin mis fotos, aunque me miraran raro!
Con tantas emociones por las aventuras transcurridas ese día, desde Amarillo hasta Albuquerque, no teníamos muchas ganas ya de andar buscando un motel por la Central Ave. así que, nos alojamos en uno que, a primera vista tenía una pinta decente y estaba bastante cerca del 66 Diner. El Stardust Inn:
Nos levantamos muy temprano, como estábamos haciendo todos los días de la ruta, si queríamos aprovechar el tiempo. Levantarse entre las 6 y las 8 (los días que estás muy agotado) es lo ideal para, después, llegar hacia las 18h al siguiente destino para buscar alojamiento y cenar con tranquilidad. Hay que pensar que no hay que ir con la mentalidad española de cenar a las 22h. Seguramente en ese caso, lo que te puede pasar, es que te encuentres con los locales cerrados.
Desayunamos en la recepción del Stardust, donde el dueño coloca un mini buffet con café y zumo, cereales y bollitos. Suficiente para emprender la marcha de nuevo. En el camino de salida de Albuquerque, pude hacer alguna foto de Central Ave. que me tenía maravillada y el trazado original de la 66 (ahora la calle Fourth, el Paseo Isleta y la carretera 314 de New Mexico), mientras dejábamos atrás el Old Town:Nos dejamos por visitar el gran número de lugares históricos de Albuquerque, como el Motel De Anza, el Royal Motor Inn, el Town Lodge... todos ellos construidos en los años 30. Pero especialmente, me dolió no ver el motel El Vado, construido en 1937. Bueno, y muchos otros sitios más, pero el tiempo apremiaba, así que tuvimos que retomar la I-40 para avanzar más rápido y dejar una visita más completa para otra ocasión.
En el fondo, sabíamos ya que esta no sería la última vez...
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